Estimado lector. Esta semana decidí escribir sobre un tema que, desde mi percepción, lo minimizamos o incluso lo hemos normalizado, lo cual es un error de nuestra parte, estoy hablando del estrés y la ansiedad. El estrés es una respuesta de nuestro cuerpo a una causa externa, dicha respuesta inicia en nuestra mente y la podemos externalizar físicamente, esto es algo natural en nuestro cuerpo, pero en el mundo actual los niveles de ambos son muy elevados, sobre todo causados por la presión laboral y social, esto llega desatar un estado de ansiedad, generando temor o inquietud ante las actividades del día a día.

Para tener una idea de la gravedad del problema, veamos los datos presentados en el reportaje de Blanca Juárez en el economista, donde se menciona que los niveles de estrés siguen en aumento, siendo los sentimientos de ira, tristeza y preocupación los más presentados. Esto es respaldado por el Foro Económico Mundial (WFE, por sus siglas en inglés), ya que de acuerdo con el informe “El estado del lugar de trabajo global 2022” al rededor del 56% de las personas que se encuentran en alguna activad laboral se sienten preocupadas y un 31% siente ira.

En el caso de México, las cifras no mejoran en nada, al contrario, se encuentran en aumento. De acuerdo con el estudio publicado en abril de 2023 por la revista UNAM global, alrededor del 40% de las personas que laboran en oficinas se encuentran exhaustos, física y emocionalmente, mientras que en datos del Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS), dicen que nuestro país ya figuraba entre los países con más cifras de personas estresadas, previo a la pandemia, al menos el 75% de los trabajadores sentían algún tipo de estrés, superando a china con el 73%, a estados unidos con el 59%.

Algunos de los síntomas que los mexicanos más sentimos, son el agotamiento físico y mental, el resentimiento, lo que conlleva a que se piense que no se valora el esfuerzo laborar, generando la idea de ser cosificados. Muchas veces pensamos que los trabajadores son como maquinas, con horarios de comida que son de risa, ya que en la mayoría solo dan 1 hora, lo que provoca que se deba comer en menos de 20 minutos, esto no ayuda a la salud física y mental, aunado a que en nuestro país, la idea que si el trabajador no se queda después de la hora de salida, no está comprometido o como vulgarmente se dice, no tiene puesta la camiseta, entre muchas cosas más.

Ante estos problemas de salud mental moderna, coincido con Zygmunt Bauman -creador del concepto de vida liquida, que sugiere que la sociedad no tiene un rumbo claro, somos una sociedad en constante cambio, por lo que las estructuras sociales y económicas se mantienen por muy corto tiempo, tendiendo a cambiar de un momento a otro, lo que conlleva a que las personas modifiquen los hábitos, así como las prioridades. El ritmo de vida que llevamos nos hace movernos a una velocidad tan rápida que, se genera una errónea sensación de que tenemos que ser productivos todo el tiempo, esta forma de pensar no solo se queda en nuestros trabajos, la estamos trasladando a nuestra casa, evitando que podamos descansar, llegando a pensar que el descanso es algo negativo, por lo que, dejamos de lado el buscar tiempo para cuidar de nuestra salud mental, física o espiritual, e incluso evitamos perder el tiempo cultivando nuestra relaciones sociales, y personales.

Si seguimos con la idea de que los más importante es ser productivos, y no en equilibrar el descanso con la producción, seguiremos viviendo en automático, pensando solo en las actividades productivas, porque muchas veces, la misma sociedad te empuja a esta forma de vida, si se descansa lo ven mal, por esta forma de ver la vida, tanto en lo colectivo como en lo individual, estamos constantemente estresados y olvidamos cuidarnos.

Para ver si estamos en esta sintonía de la modernidad, respondan la siguiente pregunta, ¿Quiénes son?, si en lo primero que le viene a mente, es en lo que hacen o la profesión, es un indicativo que estamos priorizando el “hacer”, sobre el “ser”. No es que uno sea más importante que el otro, el secreto es buscar el equilibrio, tarea nada fácil, lo digo por experiencia propia.

Siempre es fácil hablar de forma general, sobre el estrés y la ansiedad, se pone color de hormiga como vulgarmente decimos, cuando se trata de uno miso, pero lo primero es entender que no soy el único, muchas personas nos encontramos ante un estrés constante, que nos desata ansiedad y vemos las amenazas por todos lados, generando niveles muy elevados de preocupación, lo que afecta nuestro cuerpo. Al menos eso es algo que en lo personal padezco, manteniéndome en una situación de ansiedad, provocándome insomnio, distorsión de la realidad en cuanto a los problemas.

Por ejemplo, si no entro en algún proyecto o participo en alguna actividad, pienso que las personas dirán que no soy lo suficientemente bueno, que soy flojo, imaginando las peores cosas que puedan pasar, aunque realmente no estén pasando. En pocas palabras, tener un exceso de futuro, es lo que me impide disfrutar del momento en el que me encuentro, también te aleja de los amigos y de las personas que más quieres, porque piensas que no tienes tiempo para verlos porque hay muchas cosas que hacer o que ellos pierden el tiempo con tu presencia porque también deben de estar muy ocupados.

En los peores momentos de estrés y ansiedad, mi cuerpo llego al colapso, paralizándose en muchas ocasiones, como si sufriera de calambres, pero en todo el cuerpo, por momentos también sufrí de ataques de ira, fue en ese momento y gracias a mi esposa, que me ayudo a animarme a tomar terapia. La terapia no hace milagros, los síntomas no desaparecen del todos como si fuera magia, los sigo teniendo, pero los logro identificar, el insomnio sigue, pero en menor grado, ya he logrado controlar la ira y la parálisis del cuerpo, la terapia y meditar me ayudan mucho para lograr identificar los síntomas previos y actuar antes que se den.

Estos problemas de salud, mental y físicos, no los debemos tomar a la ligera. Por experiencia propia puedo decir que, si lo hacemos, lejos de ser productivos, nos enfermamos, dejando de hacer actividades que son importantes. Por eso, si nos llegamos a sentir mal, lo primero que debemos hacer es atendernos con los profesionales, acudamos al psicólogo, y si sabemos de alguien que este padeciendo algo similar, seamos buenos amigos y ayudemos, muchas veces solo basta con un abrazo y que sepan que no están solos.

Nos leemos la siguiente semana.